La resistencia a antibióticos se ha convertido en un grave problema de salud pública que ha comenzado a ser atendido por las administraciones y sistemas sanitarios de todo el mundo, abriendo un nuevo mercado basado en el valor de los fármacos por su impacto en la contención de estas infecciones en vez de basado en el volumen, como ocurre con los antibióticos que están dejando de funcionar. Este mercado será mayor que el de cáncer a medio plazo.